¡Cuidado!: La amenaza global está entre nosotros y llegará por el camino menos pensado....Y el hijo del conserje, inadvertidamente, será el disparador de una cadena de eventos que culminará en el surgimiento de la nueva plaga...
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La pesadilla emergió sigilosamente. Casi por azar. Cuando el mundo científico se hallaba abrumado por los muchos y muy tangibles males que lo traían de cabeza, en los estertores del siglo XX. En un banco de sangre modelo. En fecha y momento aún por precisar plenamente...
Aquel banco de sangre era el orgullo de la comunidad a la cual servía. Rigurosos controles y procedimientos apoyados por un personal médico y paramédico experto amable y eficiente, dotado de las mas recientes innovaciones tecnológicas lo hacían destacar abiertamente sobre otros menos afortunados competidores.
Distinciones y reconocimientos formaban parte de la cotidianeidad de la vida de la institución, donde el optimismo se doraba al calor del éxito. Hasta que un día, un cúmulo de circunstancias cambió drasticamente el rumbo de los acontecimientos ...
I
Todo comenzó con un problema de telecomunicaciones. Un entusiasta congresista había impulsado una visionaria inciativa para que los diversos bancos de sangre a nivel nacional, aunaran esfuerzos para actualizar su infraestructura informática, compatibilizando su accionar y favoreciendo el intercambio de información y recursos y las referencias en la red de servicios resultante.
La noticia tuvo relevancia internacional y los trabajos de compatibilización y actualización de la infraestructura requerida se iniciaron con celeridad. Cada comunidad aportó lo mejor de sus recursos humanos para el logro de tan humanitario fin.
Como era de suponer, el banco de nuestra historia estuvo a la altura de la ocasión. No conforme con cumplir los requisitos generales establecidos, el director de la institución -perenne promotor del uso de las computadoras- convenció sin esfuerzo a la junta administradora de incorporar la mas reciente tecnología de telecomunicaciones en el desarrollo de los nuevos servicios.
Consecuentemente, el Banco contrató los servicios de un experto quien debía producir los fines esperados a tiempo para la inauguración del sistema nacional de intercambio y referencia de transfusiones, en fecha cercana.
Ahora bien, este susodicho experto estaba ansioso de ensayar un novedosísimo enfoque (del cuál era autor) basado en el aprovechamiento práctico de lo que se conoce hoy como Vida Artificial, es decir, la generación y estudio de ciertas manifestaciones primarias análogas a "vida" derivadas de la aplicación de sofisticadas técnicas de programación a nivel electrónico cuasi-molecular. La deslumbrante hipótesis era de que una participación activa y orientada de Vida Artificial en los canales de telecomunicaciones contribuiría a acelerar el flujo de mensajes, reduciendo las demoras debidas al alto volumen de tráfico originado durante horas "pico". Análogos a los anticuerpos en el ser humano, las estructuras informáticas de V.A. identificaban y resolvían congestionamientos y molestias que atentaran contra el buen funcionamiento del sistema.
Los primeros resultados alcanzados fueron impactantes. La eficiencia de los resultados obtenidos bajo condiciones de experimentación alcanzó niveles inimaginables. La fama de nuestro banco rebasó las fronteras de lo regional y saltó a la palestra de la vanguardia, en competencia con los mas connotados acontecimientos de la hora...
II
El jefe de conserjes del Banco estaba muy orgulloso de su hijo menor. Era este un muchacho vivaz, intelectualmente hiperdesarrollado para su edad, que derivaba un especial placer de sentarse a experimentar durante horas enteras ante una pantalla de computadora, entre inverosímiles ruidos y explosiones de color, con el objeto de perfecciónar sus habilidades en el universo de los innumerables juegos y retos que el medio electrónico ponía a su disposición.
Nada más lógico y humano- en consecuencia- de que el orgulloso padre permitiera al bienamado hijo el utilizar subrepticiamente los recursos informáticos del banco de sangre donde laboraba, en la seclusión y privacidad del cuarto que alojaba el terminal que destinaba al control de actividades de mantenimiento del área bajo su responsabilidad. Poco se imaginaba el bueno del conserje el papel decisivo que, involuntariamente, habría de desempeñar en el cambio de los acontecimientos que acontecieron posteriormente.
Tampoco sospechaba que su aventajado vástago, al incorporar jubiloso el último juego de moda -donado generosamente por un amigo y compañero de inquietudes- a su panoplia de entretenimientos, había introducido al sistema informático del banco, en calidad de polizón, a un raro virus electrónico "durmiente", de procedencia incierta aunque probablemente asiática, arteramente oculto en las circunvoluciones del CD utilizado como portador.
Habran de saber los lectores no iniciados en las sutilezas de la informática que, en lo que a virus electronicos (microscópicos programas destructores de estructuras lógicas y de datos) se refiere, podemos clasificar los mismos, al igual que en muchas otras situaciones digitales, según dos grandes grupos: En primer lugar, los virus que atendiendo a su proyección e incidencia son detectados mediante programas antivirus, especialmente diseñados para interceptar y bloquear su acceso y perennemente en necesidad de actualización. En segundo lugar se encuentran aquellos virus que por ser muy nuevos o de escasa divulgación no son detectados por el arsenal de recursos disponible a la fecha.
En este último grupo se alojaba nuestro virus. De hecho procedía de un laboratorio "doméstico" donde sus ingeniosos creadores habían volcado sus mejores y más oblicuos esfuerzos en la esperanza de alcanzar el olimpo de los malditos y el dudoso nirvana que la fama de contaminadores de archivos les prometía.
III
El virus destructor acechaba agazapado. Su naturaleza electrónica primaria había sido dotada de ciertos mecanismos de autoprotección destinados a escapar de los delicados sistemas de detección y destrucción que vigilaban los preciados programas del Centro. También tenía órdenes precisas de "hibernar" hasta tanto no estuvieran dadas las condiciones para ejercer a plenitud su acción reproductiva y desarticulante...
De pronto, su paciencia se vio recompensada: ¡Algo se aproximaba! Silenciosamente, el virus se replegó sobre si mismo. Se sentía confundido. Habitualmente el debería buscar a su victima. Empollar sus archivos, sembrando la siempre creciente semilla de destrucción ¡ y destruir..destruir...!.
Pero esta situación era diferente. El merodeador era otro, otros... Enfrentaba sin saberlo la primera avanzada de vida artificial imbuída con una siempre presente responsabilidad de detectar y dar caza a toda falla que intentara disminuir la sagrada eficiencia del sistema.
El virus se encontraba ante un dilema. Actuar era rebelarse, ignorar las precisas instrucciones impuestas. Esperar era negar su naturaleza destructora, esperar pasivamente la aniquilación.
La duda solo duró un picosegundo. Irresistiblemente, su instinto de cazador prevaleció y, sin más, se lanzó resueltamente al ataque...
De lo que sucedio tras ese encuentro fortuito no se tiene noticia cierta. Se especula que en la cruenta batalla que siguió no hubo vencedores ni vencidos. El virus escapó del cerco tendido pero el encuentro con sus perseguidores no lo dejo ileso. Se piensa que los daños recibidos alteraron severamente su estructura lógica y que emergio del lance con un comportamiento modificado en modo y manera que nunca previeron sus persecutores...
De esta forma cierra otra parte de nuestra historia, con un virus fugitivo huyendo de los senderos densamente patrullados, guareciéndose en sitios donde su detección -y eventual destrucción- fuese menos probable, e iniciando, paralelamente, su alterada reproducción genética en forma silenciosa e inexorable.
IV
Las pruebas de laboratorio se cumplieron ese dia con la misma rigurosidad de siempre. Dentro de un esquema totalmente automatizado, de manera rápida y eficiente, las muestras de sangre eran sometidas al meticuloso proceso de análisis que conducía al diagnostico temprano, a la oportuna identificación de anomalías, de sus causas y de las medidas para compensarlas. Había algo de especial fascinación en observar la silenciosa manipulación automática de los pequeños recipientes vidriados y polícromos, acciónados indirectamente por la invisible mano informática del hombre, desplazándolos, girándolos agitándolos...
Por supuesto que las estadísticas hematológicas obtenidas como resultado eran traducidas sistemáticamente a datos y remitidas estos, en forma de precisas cápsulas electrónicas, a la enorme base de información que registraba y almacenaba los diferentes renglones de actividad en el Banco..
Pero esa fecha había de ser diferente.
Ya fuese por las alteraciones sufridas en su muy particular conformación genética o por algún otro capricho de la Madre Naturaleza, lo cierto es que de alguna manera no identificada aún, parte de las huestes de la creciente población prohijada por el virus informático original trasvasó del torrente informático al tranquilo remanso de los depósitos de sangre y se sumergió en sus oscuras profundidades, su instinto aguzado por la presencia de minerales en la hemoglobina que despertaban vagos instintos ancestrales...
Y de los extraños y aborrecibles intentos de acercamiento acaecidos entre microorganismos naturales y artificiales, en el seno de esos densos lagos escarlata emergió desafiante una nueva amenaza para la humanidad tal y como nunca había existido antes...
V
Los primeros sintomas de alarma no fueron canalizados, por desdicha, en forma apropiada. El paciente de la cama 150, del enorme hospital ubicado a muchos centenares de kilómetros de distancia del banco de sangre de nuestra historia experimentó, durante su recuperación de una intervención quirúrgica rutinaria, algunos síntomas de comportamiento por demás extraños al ojo experimentado pero aparentemente transitorios e inocuos. Predominaban en este patrón ciertos lapsus mentales, casi instantaneamente corregidos así como también un cierto "congelado" momentaneo de acciones por parte del paciente que podrían asemejarse a una inexplicable reducción temporal de su capacidad motora.
También, en el departamento de diálisis una de las máquinas entró repentinamente en "convulsiones" y dejó de funcionar ante la consternación de los laboratoristas allí reunidos.
Pero estos anómalos comportamientos no pasaron de ser registrados en las notas de algún interno de particular capacidad perceptiva y, hasta donde se sabe, no volvió a repetirse durante esta fase incipiente de la pandemia. Debe recordarse que a pesar de sus alteraciones, el virus electrónico original estaba programado para entrar en acción en una determinada fecha. Y esta condición, aún cuando parcialmente alterada, no había desaparecido.
V
Un jueves cinco de febrero, el virus mutante despertó. Quedaba totalmente liberado ahora de imposiciones que -hasta el momento- habían restringido severamente su capacidad de acción, permitiéndole, tan sólo, una suerte de supervivencia reproductiva pero inhibiendo su capacidad para originar daño en función de estrategias cuyo propósito inicial había desaparecido muchas generaciones atrás.
Es de hacer notar, sin embargo, que, por esa misma condición de deterioro de su estructura original, el calendario del reloj "biológico" del virus mutante había sufrido desajustes en cuanto a su sincronización, en los diferentes integrantes de la comunidad virásica, lo que hizo que, en vez de asumir características de avalancha en cuanto a la aparición de sus efectos, estos se manifestaran inicialmente de una manera aleatoria , dando origen a un patrón confuso y difícil de ubicar en cuanto a la detección de su relevancia y de sus fuentes.
Con todo, los curiosos acontecimientos que sucedieron a su aparición inicial ascendieron gradualmente en los titulares de los matutinos hasta convertirse en noticias de primera plana, discernibles individualmente, pero cuyas manifestaciones y efectos eran aún consideradas en forma aislada e independiente.
Entre las noticias de mayor reprecusión de esta fase de "despertar" -tanto del virus como de la colectividad afectada- se encuentran:
- La aparición de extrañas y agresivas formas gripales caracterizadas por la difusión, a través de estornudos (ahora rebautizados humorísticamente como estor-nudos y a manera de esporas, de millares de molebytes, portadores de virus mutantes activos. En particular, en las diferentes oficinas, las plantas decorativas de grandes hojas constituían el receptáculo ideal para recibir los molebytes y diseminarlos, una vez secos, en el ambiente interno, esparciéndolos a través de ductos de aire acondiciónado, a las distintas regiones del edificio.Los afectados experimentaban curiosas modalidades de tartamudeo y palúdicos temblores, incontrolables, seguidos, en los casos más severos, por ráfagas de micro-convulsiones cuasi-afásicas.
Aún cuando rara vez mortal, la enfermedad originaba incómodas secuelas de prolongada duración, lo que dio origen a que muchas empresas utilizaran como factor discriminatorio la incidencia previa de la enfermedad en aspirantes en trámites de ingreso.
- La perdida parcial, temporal e instantánea de memoria, con evidencia de confusión mental, desarticulación de ideas, y aparición, durante procesos de redacción de documentos, de "ruido" literario, caracterizado por la escritura de cadenas de símbolos involuntaria y caprichosamente incorporados por el escritor, sin justificativo aparente. Llegó a ser conocida, en su auge, como "deconstructivitis".
- Parálisis repentina, sin preaviso, de personas (conocido en equivalencia informática como el "guinde") durante sus actividades cotidianas, con el consecuente peligro para deportistas, conductores, operarios, policías y otros participantes de alto riesgo. En otras situaciones, como juntas de reuniones, aulas de enseñanza o sanitarios públicos, las personas se hallaban sujetas a muy embarazosas consecuencias. El "guindado" hacía aparecer estático al afectado, sin expresión facial, repitiendo monotonamente, muchas veces porciones de sus últimas palabras hasta ser "rescatado" de su engorrosa situación por manos amigas mediante la aplicación: de a) fuertes palmadas en la espalda b) (alaridos a quemarropa), y duchas de agua helada o hirviendo, según el caso.
En algunos casos más severos, se ameritaba el uso de vivificadores y hasta de electro-shocks. Los estimulantes emotivos o afectivos no causaban el más mínimo efecto. La victima afectada, al recuperar su actividad motora y pensante, ignoraba lo que había pasado y reanudaba su actividad como si tal. ! Otra peligrosa causa de despido y desempleo !
- En los aeropuertos y centros de seguridad y control, las máquinas detectoras enloquecían repentinamente, sin razón aparente. Inocentes pasajeros fueron sometidos a las más exhaustivas pruebas, algunas de ellas lindando en la bárbarie de la agresión policial, sin poder detectarse causa alguna que originara daños al equipo. Medidas drásticas preventivas como extracción de piezas dentales orificadas y destrucción de prótesis procedieron a ahuyentar a, por igual, pasajeros y visitantes, disminuyendo ostensiblemente la asistencia a dichos centros (con desastrosos resultados para su economía).
A la larga, el incremento en importancia y frecuencia de estos y muchos otros incidentes y manifestaciones afines comenzó a resquebrajar los aparatos productivos del Estado y de la empresa privada, por igual, y la alarma cundió.Los profetas del fin del mundo vieron llegado su momento, la ipecacuana renació a una época de inusitado esplendor y la humanidad entró en un anhelante 'crescendo' de expectativas y de angustias.
VI
Los primeros resultados provenientes de los laboratorios de análisis coincidieron en identificar un extraño virus que, por su patrón de comportamiento, caprichoso y lógico a la vez, desafiaba la clasificación científica vigente. Al destruírlo bajo condiciones de laboratorio, se observó como su desactivación vital no fue acompañada en su totalidad por su comportamiento motor y reproductivo y que este último difería de todo lo conocido hasta los momentos.
Por otra parte, bajo el ojo inclemente del microscopio se detectó prontamente que el nuevo organismo podía replicarse FUERA de la célula, comportamiento virásico habitualmente impensable.
De los estos elementos de juicio así recabados se alcanzaron las siguientes y muy preliminares conclusiones:
1) Que se trataba de una variedad desconocida de virus.
2) Que tal virus obedecía a una forma de mutación de
procedencia posiblemente intenciónal la cual presuponía
además un grado de existencia artificial.
3) Que la informática parecía hallarse presente, de alguna
manera en el comportamiento del virus en la sangre.
4) Que la rata de crecimiento y la expansión de sus sínto-
mas y manifestaciones iba en ascenso y que sus efectos para
las estructuras de la sociedad eran altamente nocivos y
desarticulantes.
5) Que no podía resolverse la crísis en función de los
recursos y procedimientos disponibles.
Había pues que tomar acciones prontas y precisas antes de que el incipiente pánico se transformara en una fuerza de
retaliación destructora, agresiva e incontrolable.
VII
Cuando las medidas habituales fallan, en las grandes encrucijadas donde el destino de la humanidad pende de un hilo, las mentes excepciónales tienen, -finalmente- la palabra y hete allí que despues de muchas deliberaciones fue acordado un encuentro cumbre entre las dos figuras cimeras de la época vinculadas a problemas de virosis, aún cuando en muy distintas órbitas: el imperturbable y parsimonioso Dr. Sajno Salkbin, leyenda viviente de la batalla contra los invisibles y microscópicos depredadores del planeta y el volcánico y mitológico Willie Morton, el rey de los especialistas en el área de virus electrónicos.
Después del inevitable choque de egos inicial, prevaleció el calmado y objetivo análisis de los hechos y un brillante trabajo en equipo condujo subsiguientemente a la adopción de un número de perentorias medidas de emergencia, ante la crísis que alcanzaba ya proporciones de pandemia.
Se establecieron, en consecuencia, varios cursos de acción:
1) La observación de sospechosos infectados y el análisis histórico de su evolución, intentando desandar el camino recorrido para identificar el origen de la virosis.
2) El despistaje de nuevos casos y su aislamiento preventivo. Para ello se diseñaron y construyeron 'inpromptu' máquinas detectoras de virus donde las pruebas de laboratorio clínico diseñadas para diagnosticar la sangre infectada eran complementadas con un análisis y diagnóstico informático que culminaba con un mensaje que aparecía en la pantalla del aparato detector diciendo "no virus were found" ( ojo: máquina construída en USA) o, por el contrario "unknown virus detected" y un conjunto de acciones a seguir en este último caso, basado en la aplicación del más severo de los antivirus que la tecnología electrónica podía suministrar, esta vez por vía intravenosa bajo la forma conocida como Intrafertron V, que sin erradicar el mal lo difería).
3) El establecimiento de una campaña de educación virásica donde los padres eran exhortados a someter a su familia a despistajes y vacunaciones periódicas.
4) Tolerancia y comprensión por parte de empleadores hacia los nuevos "leprosos" electrónicos, así como opciones de trabajo en casa y a distancia.
5) Celebración de concursos, simposios y encuentro para discutir las formas de revertir los efectos de descomposición social y los estragos en la economía ocasionados por el virus.
La humanidad estuvo a la altura de reto, agrupandose sin discriminación bajo la nueva bandera desplegada. Patéticas escenas de dolor y esperanza se entremezclaban con las acciones de heroísmo anónimo y con los gestos de generosidad espontánea. Nunca como entonces rozó la raza humana el cielo de la grandeza.
VIII
No hubo tiempo de llegar a la raíz del mal. El virus mutante desapareció tan misteriosamente como había llegado. Quien sabe si tanta nobleza demostrada conmovió hasta sus visceras lógicas. O si agotado su ciclo vital se descompuso otra vez en inofensivos componentes. El hecho es (como dijo el naturalista) que, casi de la noche a la mañana cesaron estor-nudos, temblores, afasias inducidas y otros síntomas y prevaleció la calma. Dos semamas después la pandemia no era noticia.El formidable toro del Dow-Jones vencía una vez más, en su mitológica e inacabable batalla, al oso pesimista y paranóico de la depresión.
EPILOGO:
El hijo del conserje del banco de sangre nunca supo cuan cerca estuvo del cielo y el infierno. Obtuvo sin esfuerzo su grado universitario e ingresó a un reconocido observatorio astronómico de la región. En sus ratos libres practica activamente la sofrología y aún guarda aún en su pecho el romantico recuerdo de sus raíces informáticas.
Estimulados por el fenómeno del virus humano-electrónico un grupo de destacados científicos ha obtenido los fondos para la creación de un Instituto destinado a la investigación y estudio de aplicaciones de la nueva disciplina conocida como la Hemotrónica, en recuerdo del virus bautizado con dicho nombre. A pesar del breve tiempo transcurrido desde su inicio, creen estar cerca de la cura una de los mas importantes dolencias de la época. Y en los sistemas sanguineos de una creciente población de pacientes viajan ahora microscópicas legiones de virus "buenos", hibridos guerreros portadores de lógicas cotas de malla e inexorables en la persecución y destrucción de los virus "malos" a quienes todos conocemos.
Una vez más el progreso ha revertido el mal en bien, el azote en bendición...
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En las profundidades de su habitat sanguineo el virus mutante duerme y recuerda. Sueña con una oportunidad mas propicia y aguarda sin prisa, con la sabiduría adquirida durante la vivencia cumplida. Sabe que el momento habrá de llegar....y ESPERA.
Monday, December 25, 2006
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